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RodrigoOsorioMontoya.over-blog.es Abogado Rodrigo Orlando Osorio montoya

El ser humano tras el uniforme

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Desde el año 2003 hasta el año 2009,  participe como instructor policial de Derecho Penal, en la Escuela de Policía Carlos E. Restrepo y Carlos Holguín.

En este tiempo de mi vida, me relacioné con personas increíbles, con talentos para el canto, la poesía, la pintura, la actuación y otras profesiones como la medicina, ingeniería, etc. Las cuales motivadas por el deseo de salir adelante; forjarse un futuro; ayudar a sus familias, y convencidas que podrían aportar su granito de arena, en aras de hacer de Colombia un Estado superior, ingresaban a la Escuela con la intención de convertirse en los mejores policías.

Fueron muchas las historias que conocí, de su esfuerzo, de sus pocas horas de sueño, de sus largas jornadas de estudios, alternando el mundo del derecho con el mundo de la disciplina policial, como día a día, luchaban y persistían en lograr su meta; jornadas que comenzaban con el frio insoportable de la madrugada, intensificado por un baño de agua casi congelada y la necesidad constante de alimento, producido esto ultimo por la ansiedad y la alta dosis de ejercicios.

Al fenecimiento de mi ciclo como instructor policial, tuve la suerte de compartir mis clases con el primer curso de mujeres policías de la ESCER (Escuela de Policia Carlos E. Restrepo), las cuales tenían la misma formación académica, física y policial que cualquiera de los hombres, sin embargo respondían con entereza y dedicación; es por ellas que  mi simpatía por las personas que cuidan de nuestros bienes mas preciados: materiales y personales; hoy me merecen el mayor grado de respeto y admiración que pueda sentir.

Cuando los estudiantes policiales, piensan que el sacrificio ha terminado, salen de la escuela a continuar con una jornada desgastante, a patrullar en la lluvia, en la noche y frente a cualquier tipo de inseguridades.

Fué, dentro de mis clases, que conocí a Leidy  Ospina, una mujer callada, buena estudiante, alegre, que me hacia sonrojar con sus comentarios, los cuales alentaba para refrescar la clase y tomar un nuevo aire, alguien que se hizo apreciar.

Leidy, fue asesinada por las FARC en Cauca. Llevaba un poco más de un año en la institución y solo siete meses de graduada. Que noticia, para si me conmovió, que perdida tan grande para su familia, para la institución y para la sociedad, con apenas 19 años, era una gran persona, llena de sueños y de metas, una de ellas:  ser abogada, meta que tal vez le ayude a alimentar.

Por lo anterior, es que deseo hacer un llamado de reflexión, sobre el ser humano que arropa el uniforme policial o militar, una persona como cualquier otra, con familia, llena de metas, de deseos, amor y desamor; la cual cuando se marche dejará un vacio irremplazable en muchos de nosotros.

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